Monday, September 18, 2006

Fusca Thunder. "Capitulo 2 y 3"

Capítulo 2

El alcohol corría por el auto, toda la noche tomando un bourbon del padre de Neri, una exquisitez, pero llevábamos cinco horas de viaje ininterrumpido y Neri que conducía estaba realmente cansado, se le cerraban los ojos, no teníamos rumbo; ya estábamos en rocha, y yo propuse ir a la casa de mi familia en Valizas, faltaban unos 15 kilómetros, todos asintieron y fuimos directo a mi casa. Había que parar.

Mi casa era la típica de balneario, patecito al frente, amplia y llena de azulejos y baldosas, y un gran patio al fondo con un parrillero y un naranjo, unas cuantas cañas que daban a otra casa. Todos con nuestros sobres de dormir nos tiramos en el patio a fumar y contemplar las estrellas; mientras charlábamos de ciudades del pasado y culturas muertas, ahí comencé un monólogo en latín, hebreo, etrusco, chino, y todos comenzamos a hablar en todos los idiomas de la tierra, rogamos a los dioses y a los vientos, había un buen ambiente entre nosotros, gritábamos y blasfemiabamos a los cuatro vientos; había comunicación fluida entre nos, era síntoma de un buen viaje. Me alegraba por verónica que se estuviera adecuando a la gente desconocida, la verdad me daba inquietud por como se sentiría entre tantos hombres desconocidos.
Creo que para mi era obvio, iríamos al Brasil no cabía dudas, pero pensaba que para los demás también, Neri saco el tema, ir a Brasil, el quería llegar a la playa nudista de Florianópolis, verdaderamente no me atraía Floripa, pero podía ser, hacer nudismo?, me intrigaba, pero odiaba Floripa, esa ciudad no era de buenas intenciones. Lo discutimos y llegamos a un acuerdo, ir a Brasil, después se vería a donde, en cierto momento me dormí al aire libre.

Despertamos de a uno, yo fui el primero, vi todos los cuerpos desperdigados por el pasto y me dispuse a hacer un desayuno para todos, yo cocino relativamente bien, hice un jugo de naranja y tostadas con café y mermelada, se fueron despertando de a poco, desayunamos y seguimos rumbo a la carretera.

Corrimos sin parar hasta el Chuy fumando cigarrillos, charlando y escuchando buena música. El Chuy por hacer unas compras clásicas de provisiones, paramos en uno de esos supermercados enormes que tiene de todo; pasamos entre unos árabes en la calle entramos y compramos: Herings, galletitas de todo tipo, bum bums, doritos (nachos), quince litros de cocacola, una remera del flamengo, gorros para el sol, protectores solares, camisas floreadas, una carpa, un bikini y toda una sarta de elementos inservibles, entonces acabadas las compras, a la ruta!

A la hora de viaje comenzó una lluvia de esas tropicales, donde el agua cae a chorros, por horas, horas y horas, cayendo al mismo ritmo constante, oyendo el mismo y constante ruido del limpiaparabrisas, shuck shuck, shuck shuck, así desde la mañana hasta pasando la tardecita. En un momento apoyé el pié en la alfombra de goma del auto y se me llena de agua el pié, se me inunda el pié! Y digo gritando- Bó se inundó todo el auto!- hubo un pequeño momento de pánico, todos corroboraron lo que yo les decía, y si, era ciertamente cierto, estaba hasta cinco centímetros desde el suelo lleno de agua, y por un momento fue gracioso y nos reímos del acontecimiento, pero debimos ir el resto del viaje con los pies sin apoyar en el suelo, hasta que no fue más gracioso y comenzó a ser incomodo.
Estábamos a la altura de Garopaba y decidimos parar en Ferrugem que estaba al lado de Garopaba que ya lo conocíamos y sabíamos a donde ir. Eran aproximadamente las 00:00 horas y pensamos sería difícil conseguir un lugar para dormir, llegamos a una posada, arreglamos por diez reales el día con dos comidas y nos pareció bien, además no teníamos otra, ya había parado la lluvia pero nosotros seguíamos mojados; dimos unas vueltas por el pueblucho tipo western pero brasilero y parrandero. Todo húmedo, como embarrado, se olía el Brasil por donde quisieras. Jugamos unos pools, tomamos unas Brahamas. Luego bailamos en un lugar llamado Krakatoa, donde pasan una electrónica re pedorra y terraja pero que la bailamos mucho por la excitación; además de oler el sudor de brasilero, que es como de una hediondez tipo margarina dulce podrida , bailé hasta sudar mucho, y cuando no pude aguantar más el olor a sudor de brasilero me fui vías a la posada, donde una brasilera me paró y dijo que le encantaba mi onda, hablamos un rato y me dijo que era de Sao Paulo, la despedí y seguí mi rumbo; y un subnormal se me pegó un rato, me quería regalar droga y quería que lo acompañara a comprarla, le dije que no pero pareció enojarse. El loco se me pegó como una vinchuca y no sabía como sacármelo de encima, lo acompañé a donde quería, compró lo suyo, lo hice ir aun boliche lleno de gente y lo perdí en la multitud.

Al otro día despertamos, secamos el auto dejando las alfombras al sol, hicimos toda la playa que se pudo hasta terminar todos insolados, a media tarde nos bañamos y seguimos rumbo a lo desconocido.

























Capitulo 3


Ya estaba atardeciendo, escuchábamos un jazz desenfrenado, charlábamos sobre el paradero próximo; era difícil definirlo, la hora, el sol que quería irse, el estar insolados brutalmente; las caras rojas, el cuerpo hirviente que emanaba el calor ingerido en todo el día.
Yo era el copiloto, tenía un mapa en la mano, y apenas sabía como usarlo, pero fui un buen copiloto, pues tenía una responsabilidad, divisé una Ipiranga; y dije-Neri vamos a parar en la Ipiranga, tengo que mear y compramos unas chehcas y alguna picadita- y Neri dice- dale me rinde parar.

Hice pis como un condenado, fue un pis muy profundo y gozado; entre a la Ipiranga y estaban comprando unas latas de Skoll, doritos, verónica compró un champagne y me pareció fantástico, subimos al coche después de desenvolver los reais.
La ruta se nos abría como una vena, el naranja rojizo del cielo desaparecía, abriendo paso a los faros del auto, la vena iluminada por bombitas, bombitas incandescentes que seguían la vista como la luna al auto; y nos abríamos paso como sangre encarnizada por la venganza, la vendetta, de una rabia de vivir en el tedio, en la mesura, era momento para abrir nuestros cuerpos y vidas. Entre el paso de morros enormes, el eterno zigzagueo rutero brasilero, la de que la sangre mueve.
Me sentía fervientemente feliz, eternamente tranquilo, una paz excitada me recorría, estaba en mi salsa y mi salsa era esa.

Neri seguía encarnizado con la idea de la playa nudista, y se dirigía a floripa como una flecha, sin nosotros saberlo, aunque en cierto momento llegamos, cartel verde cuadrado ( Florianópolis 5 Kl.), cruzamos el puente, estábamos otra vez ahí, después de años.
Comimos algo en un espeto corrido, algo, comimos hasta casi reventar, un poco borrachos, gritando y tirándonos comida brasilera. Salimos, fuimos a la playa más cercana, hicimos un digestivo, las estrellas brillaban con intensidad, Marte más rojo que nunca, las estrellas bailaban a ritmo de una música reggae que sonaba suavemente de un parador playero, bailamos bajo la luna y con los pies en la arena; cantamos en la tierra de pelé, en la tierra de los santos, del umbanda, de la magia negra, a olor de frutos tropicales, de olores fuertes dulces o pútridos; no había medios, todo florecía o pudría, es una tierra mágica donde todo puede pasar, donde la magia todavía existe, se vive y se palpita.

Alguien se nos acercó, nosotros formábamos una ronda, y dijo en portugués que iría a tocar con su banda de rock y si queríamos ir; accedimos, no había nada mejor que hacer, tuvimos la clásica conversación, ¿de donde son, argentinos? Preguntó como ofendido, como si fuera ofensivo la argentinidad, le dijimos que éramos uruguayos, se le iluminó la cara y sonrió; no sé si será que le caen bien o respetan a los uruguayos, será porque somos chiquitos y nadie nos teme, o porque le pudimos ganar en el 50’ en maracaná al fútbol, no lo sé pero se que nos quieren.

Llegamos al lugar del recital, era un lugar pequeño tipo re antro, ubicado en una escalinata en bajada, lleno de gente. Tocó una banda horrible, tipo un rock re ruidoso brasilero, casi hardcore; a los brasileros les encanta el barullo y el ruido; por eso nos les importa sonar bien. Estuvimos un rato, cada tanto salíamos a tomar algo y zafar del ruido, hablamos con un montón de desconocidos, eso fue lo mejor. Hablé con una rubiecita muy hermosa tipo rubia brasilera al principio del la jornada rockera, me había mostrado muy orgullosa un book de fotos que tenía, era modelo en Sao Paulo, no recuerdo que hacía ahí en Floripa; pero a ese momento estaba muy borracho tiradito en los escalones, vino la ponderada rubia desconcertante, voçe e beim, o algo así me dijo, estoy borracho ( eu e bebedo ) o algo así le dije en un brasilero re trucho; me acariciaba, realmente me quería cuidar, cuando comenzó abusar de mi yo estaba muy borracho en otro país, necesitaba cariño y ella me lo dio, comenzó acariciándome suavemente y darme besinhos en la frente y cachete, yo me dejé en sus brazos, pues estaba confortado, como flotando ahí, deje que sus brazos me rodearan, dejé que me contuviera, luego los besos pasaban de mejillas y frente a suaves besitos en la boca, como bocaditos de un coctail.
Yo en su regazo, sobre sus piernas, envuelto en sus brazos y besitos, la cosa comenzó de cuidarme a besitos con una pizca de lengua, y de chuponcitos a chupones de una carga sensual; ya se me estaba llendo la borrachera a cambiarla por una cachondez inaguantable; con el pene realmente duro y en mi mente su cuerpo solamente.

Comenzó a decirme tienes que dormir, te llevo a mi hotel, yo estaba desorientado un poco, realmente necesitaba dormir cómodamente, entonces accedí.
Llegamos al hotel y me sorprendió ver que era un hotel medianamente lujoso y no lo esperaba, llegamos a su habitación, era amplia, con una bañera enorme en el baño, una cama de dos plazas en el medio de la habitación, y una vista hermosa donde se veía toda la playa; la noche te devoraba como una bestia hambrienta, y yo era solo una presa, en la boca del lobo.
Ella se encontraba en el baño, yo me tiré en la cama, encendí un cigarrillo, boca a arriba tiradillo, fumando pitadas largas y tranquilas; estaba muy cómodo, era una cama suave donde te hundías, comencé a marearme y cerré los ojos.
Cuando desperté, era de día, un día de una luz y un calor inaguantable, yo sudaba mucho y tenía a la rubia encima mío abrazándome, me exalté, estaba en un país desconocido, en un cuarto de hotel desconocido, salté de la cama y ella despertó, -¿que haces?- me dice, -cuando salí del baño estabas dormido y te saqué la ropa-(todo en un portugués españolizado), yo no entendía mucho, estaba solo en calzones, no sabía donde podían estar mis amigos y comencé a vestirme. Y me dice - ¿te vas?-, - si – contesto, termino de vestirme y me marcho rápidamente, estaba confundido y un poco asustado de no poder ver a mis amigos nuevamente.



M.h.R

3 comments:

gisselle said...

que anécdotas che! pero con esto de dividirlo en capítulos una está intrigada por saber como sigue... encontraste a tus amigos?? como saliste de esa?? dale loco, ponete a escribir.

Delirante said...

¿Y....?

Vamo', qué sigue?!!

Saludos :)!

Barbara Muñoz said...

perdon la por patudez de meterme en tu blog ,me di el permiso de leerlo jajaja tu si que tienes anecdotas,debes tener millones jajaja si lo divides en capitulos es por que muchas anecdotas tienes.
ojala no te moleste que haya pasado por aqui.
no se ni como llegue a tu blog.
chao
sigue escribiendo