Thursday, October 26, 2006

Abstracción numérica.


El tema de los números, la matemática puede ser solo un tema de ordenar o solo un tema de llevar algo a un plano “contable”, pero también tiene una correlación con un entendimiento de ciertos temas en el ser humano, de cierta “evolución” en el entendimiento de un entorno caótico.
Al comienzo se comenzaba a contar del uno en adelante, de ahí al infinito; o sea se tenía una idea de cómo terminaba el conteo, sin un fin, eternamente. Si, se tenía una suerte de “abstracción”, la gente podía imaginar algo continuo, algo que nunca acabe; eso no es fácil de imaginar, no es por subestimarlos, todo lo contrario, ya una mente que puede imaginar eso es admirable, tiene ya una importancia intelectual de ejercicio, de auto conocimiento se puede decir, de tratar entender el entorno inexplicable; todo bien, tenemos claro el final del cosmos, veracidad: ( todo nunca termina ) y hasta ahí bien; pero: que pasaba con el comienzo de ese conteo, ¿uno siempre estuvo? ¿o todo necesita algo que ocupe un lugar? O sea no había noción de vacío.
La primera civilización en usar el cero fue la Azteca y no es por un hecho práctico que aparece, se podría prescindir de el cero para contar mazorcas; pero quiero creer que aparece más por capricho que por otra cosa. Más por un simbolismo, por plasmar una idea, la idea de vacío, de la nada, de que realmente exista la nada y que nosotros estemos vacíos, eso nos causa un poco de miedo, de ver que estamos sin techo, sin suelo, totalmente desnudos y desprotegidos, necesitamos eso para llevar con éxito una vida bajo el sol, el cielo y la tierra. Entonces llegar a esa comprensión supone un intelecto más elevado, supone un entendimiento de la realidad más hondo, fue una revolución en varios sentidos.

Y si seguimos planteando el paralelismo entre los números, el universo y su desarrollo, podríamos decir entonces que el universo comienza en la nada, en el cero, de ahí al infinito; pero: ¿acaso no hay números negativos? ¿y que hay antes de los números negativos? ¿más números positivos? O sea entonces plantea infinidad de un lado a otro del cero, entonces: ¿no serían todos los números cero? ¿ que diferencia hay entre los números negativos y positivos? ¿el cero no sería solo un punto en la recta?
Bien, los números los podemos imaginar como una recta, así sea la cuenta más desfachatada que podamos imaginar, pero sigue siendo solo una dimensión sola. ¿Imaginaste la infinidad de una recta? Eso sería el primar grado de escala por el cual llegamos a plantear el tamaño de todo. El segundo grado sería el plano, el de los ejes x e y, una recta al lado de la otra hasta el infinito, como un piso o un plato que nunca termine. De ahí a el tercer grado, la tercera dimensión del espacio, la esfera interminable; si seguís este razonamiento hasta acá no hay mucho que explicar pero sería como infinitos planos infinitos, uno pegado al otro de forma transversal, uno, otro y otro más de forma horizontal y vertical, así sucesivamente.
Esto te deja muy pequeño, muy efímero, te pierdes.
A mi me costó mucho imaginar la infinidad en tercera dimensión, el infinito con volumen; hasta el plano (dos dimensiones) todo bien, pero llegar a eso me dio un poco de cosita, fue un poco agobiante, pero enriquecedor, tengo una visión más global del todo y seguiré imaginando, pues es lo único que puedo hacer en ese sentido.
Cuando ves esto de esta forma no tienes la visión del astrónomo, que cree estar debajo de las estrellas, sino si tienes la visión del conocimiento tienes a las estrellas a tu misma altura; y si, yo soy vecino del sol.

Wednesday, October 18, 2006

Mis máximas.

1
Los poetas no tienen el pudor de sus aventuras; las explotan. (F.Nietzsche)

2
Abandonemos la vida con gratitud, pues así la abandonan los que están orgullosos de haber vivido, los que han vivido con gracia en el espíritu.

3
Las máximas: Las pasiones en pleno goce de si mismas. Así como en la música, hay que darle a las pasiones el medio por el cual gozar por si mismas.

4
A lo largo de la vida el humano va adhiriendo capas alrededor suyo como un árbol viejo, que nos simplifican la vida y tapan nuestros miedos y sensibilidades más profundas; pero cuando nos damos cuenta estamos muy pesados y la carga no nos deja volar muy alto.

5
Dios dejó de pecar cuando en la vida eterna dejó de interesarle pecar, son nuestras pequeñas visiones que no lo dejan pecar.

6
La gracia en la vida no es algo que se aprenda, solo es algo inherente en la condición de un espíritu libre.
7
Tomar en serio lo que hacemos es hacer reminiscencia a nosotros mismos, para los que no lo hacen la vida se les simplifica y no hay mucho que perder.
8
Quien no arriesga no gana, no gana quien no ha perdido, a perdido quien ha tenido; pero no todos los que tienen han ganado y sobre eso hay una enorme brecha.

9
No somos lo que dicen, no somos lo que creemos que somos y hacemos, pero: ¿Qué es lo que somos? ¿Acaso algo que no hemos resuelto? ¿O algo que las palabras no abarcan? Lo que más se acerca son nuestras pasiones y el grado que alcanzan.

10
¿Quién de nosotros no se ha sacrificado a si mismo por su buena reputación? (F.Nietzsche)

11
Sentir vergüenza de su inmoralidad, es un primer grado de la escala; por el cual llegamos a sentir vergüenza de nuestra moralidad. (F.Nietzsche)

12
El diablo es el que tiene respecto a dios las más vastas perspectivas; por eso se mantiene tan alejado de el. ¿No es acaso el diablo el amigo más viejo del conocimiento? (F.Nietzsche)
(gracias fede por tus frases que redondearon todo un poco)
M.h.R

Wednesday, October 04, 2006

Elena desliza.

Elena, corría, esa noche, de calle en calle, de sueño en sueño.

La primavera ya había llegado, singularmente como siempre, siendo esa frescura cálida de vientos tibios y estrellas azul eléctrico. Elena se encontraba sola en su casa, bebiendo algo, haciendo unas llamadas a sus amigas para que la acompañen a bailar por ahí. La noche era hermosa y eso había hervido la sangre de Elena levantándola de la silla estrepitosamente, corriendo hacia el teléfono, detrás de sus amigas; quería recorrer, ya había pasado muchos días en su casa y quería un poco de acción, bailar, sacudir, sudar o moverse como pudiera, algo que la sacara de ahí un poco.
Era ese tipo de inquietud nerviosa que le decía al oído, “..debe haber algo mejor por ahí, fuera de tu casa..”, no podía quedarse ahí, llamaba, ninguna amiga le contestaba, la que si contestaba saldría con su novio; eso la hacía pensar, si salir o no, no tenía mucho dinero, estaba sola, entonces se tiro en el sillón a beber escuchando un poco de música suave. Relajó su mente y no pensó más por un rato.
Se encontraba tranquila, reflexiva, aunque un poquito borrachita ya, las cosas le sucedían, no se si se imaginaba así a esa edad de niña, una onda satisfacción la recorrió, como el humo que atravesaba mientras tragaba una larga y mesurada pitada que recorría su largo cuerpo sinuoso; cuando en un momento se le acabó el alcohol comenzó a inquietarse nuevamente, entonces esa voz de inquietud nerviosa comenzó a decirle: “..¿ te vas a quedar sola solo porque no salís con tus amigas?, del otro lado de la puerta puede estar lo mejor..”, lo pensó mejor y fue directo a cambiarse de ropa.



En la calle Elena ya se sentía mejor, en la noche clara, en un lugar lejos de ese aposento donde había estado toda la semana estudiando. Caminaba sin un rumbo, compró una petaquilla de grappamiel y siguió su camino. Elena estaba exenta de compromisos, se seguía a si misma, como a ella le estaba gustando esa soledad independiente, ese moverse sin tener a alguien que decirle a donde, como y cuando. Cada paso daba al otro, como debía ser, no estaba organizando que iba a hacer a futuro esta noche, solo dejaba que un paso diera al otro fluidamente y no forzadamente bajo un plan.
No le importaba mucho encontrar o buscar a alguien, si encontraba a un conocido bien y sino también. Tampoco tenía demasiadas expectativas con la noche, salía sola y sin mucha plata; no la decepcionaría mucho que fuera una noche frustrada en la ciudad, con dar una vuelta, un pequeño paseo por la ciudad ya alcanzaba para distraerla.
En la caminata Elena cantaba a todo pulmón, tomaba algún trago que otro mientras su mente divagaba de un tema a otro, por libre asociación de ideas, un tema llevaba a otro como sus pasos vacilantes acarreaban el destino que le esperaba. De un tema a otro su mente se ocupó un rato de un hombre, al que ella últimamente estaba mirando más hondamente y ya le estaba gustando a este momento demasiado; el chico estaba en su clase y desde los primero días había captado la atención de Elena. La había captado a primera vista porque era un chico guapo, pero de una belleza extraña, no era el típico “carilindo” sino más bien de una belleza austera, como de una persona honda, de mirada melancólica e intensa a la vez; además de vestirse muy bien, tenía un buen gusto por los colores y su onda era extraña como el; le parecía raro, eso le hacía pensar que sería alguien especial, alguien no tan común como sus dos anteriores novios, no tan aburridos pensaba. Ella no necesitaba a nadie, se sentía bien, pero le intrigaba el chico, quería conocerlo. Eso a primera vista. Pero con el correr del tiempo le vería otras cosas interesantes que la irían seduciendo lentamente como un vino macerando, poco a poco llegando a su punto de inigualable aroma; su peculiar sentido del humor la hacía reír hasta después de clase; le gustaba escucharlo hablar, con su voz pausada, grabe y solemne, era más grande que ella, casi un hombre pensaba.
Pensaba mientras susurraba “ahhh”, tenía ganas de tomarlo y abrazarlo fuertemente, mirarlo fijamente sus ojos intensos pero tristones, que exalaban una llamarada que ocultaba algo más hondo, más adentro; eso le decía que era un hombre sensible, que sabría como tomarla, como tocarla, como hablarle. Ahh! Franco- decía- Franco, cual era el hombre del que la había seducido sin que el lo supiera.
A todo esto divisó un pub a media cuadra, vio luz y entró; no había mucha gente, el ambiente no le gustó tampoco, fue al baño que lo necesitaba y marchó nuevamente.
Caminata pensativa: sus fraudes en su anteriores relaciones le llevaba a pensar si todos fueran iguales ¿a quien le interesaría conocer? una visión horrible entonces también le intrigaba saber si habría otra cosa por ahí, algo distinto, algo que supiera tocarla, hablarle, llevarla, alguien que le enseñara cosas que ella no había visto. No era que buscara alguien, solo que quería conocer otra cosa, personas como si misma, que supieran llevar la vida como ella, intensa, sabrosa, humeante, un poco sacrílega, un poco divina y gloriosa. Ve otro boliche y entra, este era un poco menos común pero tampoco lo que quería, no le tomó importancia, estaba bien para bizarrear un poco, se acercó a la barra y pidió un martini y se sentó a esperar los sucesos.
Tomaba su traguito sola, alegre pero aburrida; en un momento se le acerca un hombre horrible y comienza a atomizarla, a lanzarle a chorreteadas sus palabras mundanas con pizcas de salivazos, el tipo era un bochorno, le dijo que iba al baño para sacárselo de encima, fue hasta el baño, solo se peinó un poco y salió. Cuando sale ve a Franco en la barra, también solo; por un momento se le detuvo el tiempo y el corazón, tomó aire muy hondo; cuando Franco se da cuenta que alguien lo mira, la divisa y la saluda con la mano y una sonrisa. Ella le devuelve la amabilidad y se le acerca.
Se quedan hablando por horas, los dos estaban solos y se hacían buena compañía, parloteando a más no poder entre risas y copas, la noche estaba mejorando y ella estaba en su salsa marinera.
Había una obvia atracción entre ellos, entre parloteos, risitas y cuchicheos que solo ocultaban la libido, las ganas de besarse y abrazarse que ambos tenían, se notaba en su acercamiento al hablar, a la caricia tontilla y alegre provocada; en eso ella le ofrece para ir a tomar algo a su casa donde vivía sola, el accede, terminan su respectivos vasos y se dirigen hacia ahí.

En la caminata hablaban de sus vidas, se dirigían a la casa de ella, creo que ambos se imaginaban lo que pasaría, iban riendo, borrachos del solo hecho de estar cerca, de ir hacia lo obvio, cuando el la tomó del pequeño y estilizado cuello y chocó sus labios con los suyos, ella tampoco puso mucha resistencia pues en un momento para otro szasz! estaba en otro mundo,

*donde no hay tiempo, no hay cuerpo, no hay conceptos, solo hay un desdoblarse, una abstracción solo lograda con la música. Eso! Los dos sonaban unísono en una sola melodía, en un compás que dura tanto como el tiempo. Cuando abrieron los ojos no sabían cuanto tiempo había pasado, no importaba.

Primera visión: abren ojos, aromas de índole sexual ajena, pieles suaves o rasposas, sonrisa suave, pura, sincera y cómplice, aprobación con la mirada sonriente.

Llegan a su casa, abren la puerta sin despegarse mucho, entran, tiran las cosas en el sillón y se tiran al lado.

Se comenzaron a mirar a los ojos, sonrientes, sus ojos brillaban, las pupilas se dilataban como sus espíritus, ya no había nada, no había que decir, estaba todo dicho ahí, en sus ojos, se perdieron un rato en ellos, las cosas se expandían como sus percepciones; ahí en los ojos, había un mundo abrumadoramente grande, a veces explícito de la condición propia, que te desnuda; pero cuando lo haces te sientes desnudo pero contento, feliz de sacarte esa barrera frívola, ese miedo humano pero real. Pero como toda ropa, cuando te la sacas te sentís más liviano y hasta puedes elevarte un poco.

Comenzaron a besarse lentamente.


De lentamente y suave a suave y alleggro, de besarla el comenzó a besarla en el cuello, las orejas; los pequeños deslizamientos suaves de su manos fuertes sobre su terso cuerpo tibio la estremecían, se deslizaban de un lugar a otro, sus cuerpos se fueron desvistiendo de a poco, a la velocidad de sus tanteos, las tenues curvas de su cuerpo el las recorría a lo largo; ella se dejaba llevar, su cuerpo se extasiaba en espasmos corporales, nunca había sentido algo tan intenso, no pudo hacer más nada que echarse degustar esto, sentir como cada célula suya era sensibilizada por una explosión sensitiva descargada.

*Donde los seres se confunden, se mezclan por un segundo, es algo complementario entre un ser, otro ser y el entorno. No siempre se da, como en la música; pero cuando se da uno se pierde, se queda en la nada y eso es estar en la cima de la ola.

Su cuerpo se revolcaba, explotaba en llamaradas de azul plateado.

De alleggro a alleggrissimo.

Ella se despertó al otro día, entre los brazos de Franco y las sábanas celestes. Ella se veía feliz con el sol matinal en su cara, pensaba en ese momento “que buena noche”; el despierta con las caricias de ella, Franco parece tener un despertar alegre, toman un desayuno, el se viste y se va, se despide con un pequeño beso en sus labios.

Pasaron los días, tres o cuatro, no recuerdo, Franco en todos estos días no llamó y ella inconcientemente esperaba su llamada, porque el se había llevado su numero; realmente lo había pasado bien esa noche con el, pero ella estaba pasando bien sola por fin y pensó que no debería esperar a nadie, si llamaba bien y si no también, ella seguiría con su vida que la venía llevando bien, que venía surfeando la ola y que estaba aprendiendo a abrirse ante la vida, que cuando pasa y pasa bien es una revelación!, pero nos damos cuenta
que nos falta mucho por aprender y mucho por entrenar para no caerse de la ola.